Diferentes puntos de vista.

Es de un aburrimiento inaguantable ser el mismo todo el tiempo. La misma camisa, el mismo corte de cabello, lavarse los dientes, la misma ruta de regreso. Es cierto, la permanencia también es conveniente, permite pulir cualquier actividad o experiencia,    re-conocerla otorga poder de acción; en lo que tiene que ver con el Ser son los hábitos los que modelan su carácter, saber que inevitablemente a la misma hora y en el mismo lugar debe estar, no importa lo que pase, cualquier contrariedad debe ser derrotada, hace algo de él. Por supuesto un Ser constreñido. Pero, en lo que a mí concierne, no puedo sobrevivir sin romper con la fuerza del hábito, sin deslizarme levemente por los días, por las manos de quién me quiere atrapar. Me gusta ser un reptil, con la piel fría y resbalosa. Y de ello se aprende a mirar la misma cosa desde diferentes puntos de vista ¿qué precisamente? lo que usted quiera o lo que a usted le afane, desde que se atreva. Podría vivir exactamente el mismo día por el resto de mi vida, pero si giro la cabeza unos cuantos grados, parecerá uno completamente diferente. No pretendo reducir con esto el existir a una cuestión de percepción, de que si rio y veo las cosas desde un punto de vista positivo todo será de este modo; más bien señalar que para salir de una encrucijada hacen falta diferentes puntos de vista sobre la situación, y para ello, hace falta salir del vicio, del devenir insistente. Ello es abrirle la puerta a todo tipo de experiencias y lo que enseñan: las tristezas, los accidentes, las tragedias, la frustración, el aburrimiento, la contemplación, la saciedad; y por supuesto también las alegrías, los goces, el placer, el éxtasis, la ensoñación, el desbordarse de pasión. Parte del problema de todos es que insistimos (o nos hacen insistir) en el trauma de una manera abusiva y pasamos por desapercibido el goce, como si con esta reiteración buscáramos cansarnos del trauma y de esta forma desvanecerlo; pero  lo que resulta de ello es un goce por la autoflagelación, y en ello se nos va la vida, se nos va el disfrute, se van volando muchas aves.  Estamos tan ciegos todo el tiempo que creemos ver. Lo anterior me sirve para reafirmar que si se insiste en un solo punto de vista tarde que temprano termina uno desbarrancado. Pero ¿cómo hacer si no se sabe, si inevitablemente estamos ciegos y vamos a encontrar la caída? sugerir que caerse y aprender de ello parece algo obvio y en medio de todo no proporciona alivio, es algo que es cierto pero que ya no dice mayor cosa; desde los afanes de mis días y lo que me han dejado solo puedo sugerir gozar cuando sea el goce, porque la mayor parte del tiempo es lucha, y estaremos solos, nadie verá con nuestros ojos lo que vemos, tocará con nuestra piel, mojará con su lengua, nadie escurrirá nuestro sudor, y el día que esté próxima la muerte así será, solos ante ella en una fiesta de miel colores. Parece que todo el tiempo estamos perdidos en un juego de ping-pong, rebotando en contradicciones. Mi estrategia es no ser uno mismo todo el tiempo. Todo ello siempre me ha llevado a aventuras, pero soy más bien vulnerable, no he logrado las alegrías que deseo. Entre estas aventuras han estado las plantas y sus distintos poderes, lo cuál ha servido para tomar conciencia de los diferentes puntos de vista con los que se puede observar las cosas; conciencia que sin dichas plantas me hubiera tardado mucho tiempo en encontrar, o quizá aún no lo lograría. El asunto con la María, más allá de su voluptuosidad, es que por algunos instantes logro tener otro punto de vista sobre las cosas mucho más fácil, por momentos todo parece resolverse de una manera tan sencilla como si la solución hubiera estado en mis narices todo el tiempo y no había sido capaz de aceptarla; es como si me desdoblara y me permitiera verme desde los ojos de otro, ser otrx, y opinar como un espectador en medio de una obra; también es como si fuera poseído por  distintos espíritus y pudiera verlo todo a través de su esencia, así, en determinados momentos la realidad se convierte en un entramado de relaciones eróticas donde todo parece más simple, donde lo esencial no es la razón ni la verdad, sino el deseo, el vibrar y el fuego, todo se reduce a una expresión tan simple y me enseña de paso lo estúpido que soy en mis momentos de mucho cavilar y de exceso de elocuencia, puras estructuras rígidas monumento a la oquedad; así mismo no todo es alegría, y en algunos momentos también llegan esos  espíritus que señalan cosas que no queremos ver, lo dramático  de nuestra situación personal o de lo que nos rodea, como si la vida fuera un cuadro de arte clásico donde todos están suspendidos y flotando en su mueca de horror. En dichos momentos conviene tener un anclaje en lo real, saber distinguir lo que es cierto de lo que es un exceso de la alucinación, de lo contrario termina uno ante el paredón enjuiciándose a sí mismo. Son distintos estados de la mente útiles para no enfrascarse, sacan a flote lo que está latente y no somos capaces de palpar. Del tabaco se aprenden otras cosas, es mucho más poderoso y sin embargo la mente no flota, no se va a otro lugar, solo es como si fuera impactada por un rayo de profunda sabiduría, como si las respuestas llegaran de manera arrolladora; la mente puede estar distraída en mil ansiedades,  pero cuando se inhala el rape el cerebro es impactado y descansa de todas esas cosas; es entonces cuando llegan las respuestas, algunas quizás sin siquiera conocer las preguntas, y los días que vienen después las cosas parecen cambiar, uno parece mantener el equilibrio y la realidad parece  una película donde el protagonista (nosotros) va progresando hacia la trama de esta. Puede venir lo bello después de lo trágico, y también se piensa en que sino somos lo suficentemente aptos para este conocimiento, puede de nuevo regresar lo trágico y así reiterar su verdad; pero todo esto parece el ciclo natural de las cosas, sin embargo me gustaría pensar en la posibilidad de quedarse un poco más en lo bello, acogerse solo un instante más porque ser desgarrado es muy duro, arrancado de las cosas sin mayor alternativa. Y así… son claves los diferentes puntos de vista, salirse de uno mismo, no ser lo de siempre, no estar donde esperan encontrarnos todo el tiempo. Tratar de conocerse es otra cosa que da para escribir mucho, pero ahora no; solo diré que prefiere uno tratar de especular lo que se puede llegar a ser; obtener la verdad sobre uno congela. Por lo pronto llueve y es de noche, afuera la calle sigue sola habitada por el fantasma de la muerte, de la enfermedad, la máscara de la muerte roja que ha venido al baile, se desliza alrededor de los invitados y nadie le nota, nadie reconoce su identidad, puede ser cualquiera. De seguro afuera, bajo la humedad, las cosas se ven diferentes. Espero que cuando vuelvas a mojarte bajo la lluvia las cosas sean diferentes.

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